La violencia de la que no se habla
Entre los diferentes tipos de violencia que conocemos se encuentra una de las más naturalizadas y silenciosa: la violencia estética. Este término fue acuñado por la socióloga Esther Pineda G. en 2012 para hacer alusión a la presión a la que son sometidas las personas, principalmente las mujeres, para responder a las expectativas y cánones de belleza que establece una sociedad.
Esta violencia se encuentra tan naturalizada en nuestras vidas cotidianas, que va configurando nuestra subjetividad, estableciendo exigentes metas a lograr a costa de mantener ciertos parámetros de belleza. Esto nos hace creer que hay algo malo en nuestros cuerpos, que hay algo de lo cual nos deberíamos avergonzar o sentir en falta por no poder acceder a ciertas corporalidades que poseen socialmente un valor superior.
Estos mandatos de belleza provienen de nuestros entornos más cercanos: familia, escuelas, amistades, los medios, las redes sociales.
La socióloga Esther Pineda G. (2022) señala: “No basta el amor propio, debe cambiar la forma en que las personas son vistas y tratadas socialmente por su imagen y su corporalidad, lo cual implica comenzar a erradicar chistes, comentarios y juicios sobre la imagen y los cuerpos de otras personas en el ámbito familiar, en las relaciones de pareja, en la escuela, en el trabajo”.
Es importante comenzar a problematizar este fenómeno social, transformar de manera progresiva el modo en que miramos y tratamos nuestros cuerpos y el de los demás.
Comenzar a implicarnos e involucrarnos en este tipo de violencia es nuestra responsabilidad.
Lic. Yanina Roslan
Servicio de Trabajo Social
Hospital Universitario. UNCUYO