El primer año de vida es el período de crecimiento y desarrollo más rápido en la vida del niño y por tanto las demandas nutricionales son únicas. Por ello, los consejos proporcionados por el pediatra, odontopediatra y el equipo de salud sobre la alimentación tienen consecuencias más que importantes en la curva de crecimiento del niño y tendrán bastante que ver con el estado de salud en la vida adulta.
Beneficios para el bebé:
Tiene las cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas y grasa. Proporciona las proteínas digestivas, minerales, vitaminas y hormonas que los bebés necesitan.
Tiene anticuerpos que ayudan que su bebé no se enferme.
Previene enfermedades como alergias, infecciones del oído, cólicos, diarrea y estreñimiento, enfermedades de la piel, infecciones gastrointestinales y respiratorias.
Favorece el crecimiento y desarrollo maxilofacial porque refuerza y mantiene el circuito de respiración nasal fisiológico, esta coordinación le permite a tu bebé respirar, succionar y deglutir rítmicamente. Contribuye además, al desarrollo de los maxilares y mejora el tono muscular.
Previene la respiración bucal, el retrognatismo (falta de desarrollo de la mandíbula) y las maloclusiones dentarias (resalte, apiñamiento, mordida cruzada posterior y mordida abierta).
Beneficios para la madre:
Establece y fortalece un vínculo único entre madre e hijo.
La mamá descubrirá que es más fácil bajar de peso.
Disminuirá el riesgo de enfermedades, como ciertos tipos de cáncer de ovarios y de mama, osteoporosis y enfermedades del corazón.
Otros beneficios:
Comodidad porque la leche materna es bacteriológicamente segura, está siempre preparada y a la temperatura perfecta.
Evita un gasto innecesario de dinero, al no necesitar comprar fórmulas lácteas que reemplazan la lactancia materna, también menos gastos médicos por las enfermedades que evita.
La leche materna es ecológicamente perfecta.
Información brindada por las Áreas de Pediatría y Odontopediatría del Hospital Universitario