El hecho de tener asma, no aumenta la posibilidad de contraer COVID-19, ni otros virus. Tampoco significa que, si una persona asmática se contagia, su estado de salud será grave.
El punto clave es detectar si el asma está o no controlada. Cuando la persona no tiene estabilizada su enfermedad, si se contagia de virus como el COVID, rinovirus, o cualquier otro, incluso frente la exposición al viento zonda tan característico en nuestra provincia, se puede desencadenar en una importante crisis asmática.
En cambio, si el asma está controlada, los riesgos de ese paciente son iguales que los de cualquier persona que no tenga esta enfermedad. Por lo tanto, las medidas preventivas son las mismas: higiene de manos, distanciamiento social, uso de tapabocas, ventilación y desinfección de ambientes, por nombrar las principales.
¿Cuándo está el “asma controlado”?
Cuando el paciente no presenta los síntomas característicos de esta patología respiratoria como resultado de los tratamientos. En esta condición, la persona asmática no es un paciente de riesgo.
Por eso es fundamental acudir al neumonólogo, estabilizar los síntomas, realizarse la espirometría y comenzar o regular la medicación necesaria.
Qué es el asma y cómo se detecta
Se identifica por episodios recurrentes de dificultad respiratoria debido a la obstrucción de las vías aéreas, que se caracterizan por la presencia de tos, sibilancias, disnea y opresión torácica.
Puede darse desde la infancia hasta la adultez con innumerables posibilidades de expresión clínica. Si bien la obstrucción bronquial reversible es el principal síntoma, los pacientes pueden mostrar diferencias sumamente variables en la edad de comienzo, en la intensidad y en la frecuencia de aparición.
El diagnóstico de asma es principalmente clínico. Por lo tanto, el análisis de la historia clínica del paciente y el examen físico constituyen sin dudas los pilares para la orientación inicial del médico. En ocasiones, estos dos elementos son claros y suficientes para un diagnóstico preciso pero muchas veces se requiere la realización de exámenes complementarios.
Con frecuencia, estos episodios se dan en forma estacional o luego de la exposición a determinados aeroalérgenos ambientales, como pólenes, ácaros, hongos, animales y otros.
La tos seca y recurrente, de predominio nocturno o desencadenada por el ejercicio, es la manifestación más frecuente en el asma pediátrico. La reversibilidad de los síntomas luego de administrar broncodilatadores es, muchas veces, es un elemento importante para el diagnóstico.
Fuente: Dr. Nicolás Cangiani | Neumonología | Medicina Interna | Hospital Universitario.
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