El 31 de mayo, conmemora mundialmente el “Día Mundial sin tabaco”. Nos sumamos a la alerta de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria sobre el consumo en adolescentes y la tendencia al cigarrillo electrónico.
Como cada año nos encontramos dedicados a transmitir y profundizar nuestro mensaje de preocupación sobre la realidad de nuestro país en materia de consumo de tabaco. Más de 40.000 personas mueren al año por consumo de tabaco. El 25% de la población adulta de nuestro país fuma, lo que representa una de las prevalencias de consumo más altas de la región.
Respecto a hábitos de consumo, se desplaza de varones a mujeres y de niveles socioeconómicos altos a bajos, por lo que ya se observa que las adolescentes fuman un tercio más que los varones y que la población en situación de mayor vulnerabilidad fuma un 25% más que la población de altos ingresos.
A nivel mundial, la tendencia a considerar el tabaquismo como una enfermedad ha llevado a las tabacaleras a diseñar nuevas formas de consumo de tabaco. Así surgió el cigarrillo electrónico y recientemente el iQOS de amplia difusión en Europa. El primero, prohibido por el ANMAT se vende libremente, y ha instalado la controversia entre los expertos sobre si es necesario regularlo como un producto del tabaco para poder controlarlo bajo la inspección del organismo correspondiente. Es por eso que continuamos trabajando incansablemente para traer claridad al tema y demostrar los daños que al día de hoy siguen ocasionando el negocio de las tabacaleras.
Fumar reduce la esperanza de vida una media de diez años. Sin embargo, se pueden atenuar estos riesgos abandonando el consumo de tabaco.
Dejar de fumar puede aumentar la esperanza de vida, aunque los beneficios son mayores cuanto antes se deja. Si sos fumador/a te recomendamos una visita a nuestro Servicio de Neumonología para realizarte los controles correspondientes.
Qué sucede cuando dejas de fumar:
A las 24 horas
Después de un día sin fumar, se reducen bastante los niveles de monóxido de carbono en los pulmones, lo que aumenta los niveles de oxígeno en la sangre. Además, comienza a recuperarse el olfato y la comida sabe mejor, especialmente pasados los primeros días.
Los primeros días son los peores, las ganas de fumar suelen ser muy intensas y frecuentes pero disminuyen progresivamente hasta desparecer.
A los 2 o 3 días
El cuerpo tarda unos 3-4 días en eliminar completamente la nicotina o sus derivados, como la cotinina. Sin embargo, otros compuestos presentes en el tabaco, como el alquitrán, se acumulan en los pulmones y pueden tardar años en desparecer del organismo.
“Los alquitranes y otras sustancias presentes en el tabaco son los responsables de la aparición del cáncer, mientras que la nicotina tiene efectos sobre el sistema cardiovascular y es una sustancia altamente adictiva”.
A las 2 o 3 semanas
Fumar es una adicción física y psicológica, una conducta aprendida que genera una dependencia social. Al abandonar el tabaquismo es normal que permanezcan las ganas de fumar e incluso que aparezca el llamado síndrome de abstinencia, acompañado de irritabilidad, ansiedad, nerviosismo y cansancio, entre otros síntomas. “El síndrome de abstinencia dura aproximadamente 1 mes y es la principal causa de que los fumadores vuelvan a fumar”.
A veces pueden pasar meses y las ganas de fumar prevalecen, aunque con menor intensidad y frecuencia. Por eso es importante abordar al paciente las primeras 12 semanas de abstinencia, con controles frecuentes, al menos cada 7 días el primer mes y luego cada 15 días hasta completar las 12 semanas. Luego se sugiere control cada 1 mes hasta el año.
A los 3 meses
La función pulmonar comienza a mejorar y se produce una disminución notable de la tos, la congestión nasal, la fatiga y la sensación de falta de aire.
De hecho, estas mejoras pueden empezar a aparecer incluso a las dos semanas de haber dejado el tabaco, junto con una mayor elasticidad e hidratación de la piel que se había perdido a causa del tabaquismo.
En estos primeros meses la nicotina, que posee la capacidad de quemar las grasas, desaparece y se aumenta de peso. Normalmente este incremento se sitúa entre los tres y cinco kilos.
“El aumento de peso es una de las principales barreras y dificultades para dejar de fumar. La buena noticia es que podemos hacer cosas para evitarlo, como cuidar la alimentación o aumentar la actividad física”.
Después de un año
Tras un año sin fumar, el riesgo de enfermedad cardiovascular disminuye hasta reducirse en un 50 por ciento. Y continúa descendiendo con el paso del tiempo, tras 5-15 años sin fumar el riesgo de infarto cerebral es el mismo que el de una persona que nunca ha fumado.
De 10 años en adelante
El riesgo de cáncer de pulmón se reduce paulatinamente al dejar de fumar y después de diez años es un 30-50 por ciento menor.
“A los 15-20 años el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón, garganta, esófago o vejiga es el mismo que el de los no fumadores. Sin embargo, el riesgo de padecer cáncer de pulmón en los exfumadores empedernidos que consumían 20 o más cigarrillos diarios seguirá siendo el doble para el resto de sus vidas”.
Algunos consejos para dejar de fumar:
1) Debes darte una oportunidad para dejar de fumar. Fija una fecha de abandono, prepara un plan y, ante la duda, busca apoyo en tu medico (de preferencia neumólogo o experto en tabacologia), amigos o familiares.
2) Decídete a dejar de fumar. Te sentirás mejor, mejorará tu salud y la de tu familia, dejarás de depender del tabaco y tu economía te lo agradecerá.
Dr. Nicolás Cangiani
Neumonologo Universitario