Nuestros riñones son maravillosos y cumplen numerosas funciones en el organismo. Entre otras, fabrican la orina, regulan tanto el balance de agua y sales, como el de ácidos y sustancias alcalinas. Con sus sistemas endocrinos regula la presión arterial, la fabricación de glóbulos rojos y el metabolismo de calcio y fósforo.
Las enfermedades renales se pueden detectar por un lado, con un simple análisis de sangre, a través de la creatinina plasmática, una sustancia que se produce en forma constante en el metabolismo de los músculos y que se elimina por el riñón. Por otro lado, el análisis de orina demuestra la presencia de proteínas. Este es un indicador ya que normalmente la presencia de proteínas en la orina es muy pequeña y no se detecta, sin embargo aparece cuando es mayor de lo normal.
Se estima que un 10 % de la población general adulta puede tener algún grado de estas patologías. La buena noticia es que se pueden prevenir, retrasar y mantener bajo control cuando se implementan las medidas de prevención adecuadas. Fomentar y adoptar estilos de vida saludables (acceso a agua limpia, actividad física, dieta saludable, control del tabaco).
Las 8 reglas de oro para tener los riñones sanos
1) Evitar el sedentarismo. Mantenerse en forma y activo.
2) Llevar un control regular de análisis de glucosa en sangre, para detectar diabetes o disglucemias (prediabetes)
3) Monitorear la presión arterial para detectar hipertensión arterial.
4) Alimentarse en forma sana cuidando el peso corporal: evitar el exceso de calorías, de grasas saturadas, de comidas chatarra, y aprendiendo a comer tranquilo y en porciones adecuadas.
5) Tomar agua, crear este hábito tomando 2 a 2,5 litros por día.
6) No fumar, el consumo de tabaco es perjudicial para la salud cardiovascular y también los riñones
7) No se automedique. Esto sobre todo para evitar el abuso crónico de analgésicos y antiinflamatorios.
8) Revisar la función renal si tienes diabetes, hipertensión arterial, obesidad o algún familiar con enfermedad renal.
Algunos consejos para tener una alimentación saludable
Reducir el consumo de sal
La cantidad de sodio que una persona debe consumir es de 2 gramos por día, lo que equivale a 5 gramos de sal de mesa, menos de una cucharita de té.
En nuestro país, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, el consumo de sal por persona ronda los 12 gramos diarios, más del doble de la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El 65-70% de la sal que consumimos proviene de los alimentos procesados o industrializados, tales como los panificados (pan, galletitas, facturas, tortitas, entre otros), fiambres y embutidos, quesos, caldos, productos de copetín o snacks (papitas, chizitos, conitos, maní frito y salado), conservas, salsa de soja, por citar algunos.
¿Qué hacemos para reducir el consumo de sal? Podemos comenzar no agregando sal durante la preparación de los alimentos y evitando llevar el salero en la mesa. Luego, reducimos aquellos alimentos que contienen mayores cantidades de sodio, que mencionamos previamente.
Las papilas gustativas se adaptan rápidamente y después de unas semanas podrás disfrutar de los alimentos con menos sal. Después, ¡Los alimentos salados que comías antes te parecerán demasiado salados!
Limitar la cantidad de proteínas
Las cada vez más populares “dietas rápidas” para perder peso, generalmente se basan en una ingesta alta de proteínas y una cantidad muy limitada de hidratos de carbono. Algunos estudios sugieren que una dieta alta en proteínas puede tener efectos perjudiciales para la salud renal a largo plazo.
Los alimentos que contienen proteínas se dividen en aquellos de origen animal: lácteos (leche, yogur, queso), huevo (clara), carnes y de origen vegetal, legumbres (lentejas, porotos, garbanzos, soja), vegetales, cereales (trigo, arroz, maíz, cebada, centeno, avena), semillas, frutos secos.
Fuente: Servicio de Nefrología y Servicio de Nutrición. Hospital Universitario, UNCuyo.