La Semana Mundial de Lactancia Materna (SMLM) es una celebración anual, organizada por la Alianza Mundial pro Lactancia Materna (WABA), en la que se lleva a cabo una campaña de sensibilización hacia los beneficios de la lactancia materna en las comunidades de todo el mundo. Con la Semana Mundial se conmemora la Declaración de Innocenti, formulada por la OMS y UNICEF en agosto de 1990 con el fin de proteger, promover y respaldar la lactancia materna, para velar por un mejor comienzo en la vida de nuestros niños, para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio para el año 2015, y para el logro de los derechos humanos de generaciones presentes y futuras.
La SMLM pretende acercar la lactancia materna a la vanguardia de las agendas de la comunidad mundial, para que todos puedan ser parte del diálogo necesario.
Semana Mundial de Lactancia Materna (SMLM) 2012
Celebraremos en el Hospital Universitario el 20º aniversario de la SMLM y 10º aniversario de la Estrategia Mundial de Alimentación del Lactante y el Niño Pequeño de la OMS/UNICEF cuyo lema es
Comprendiendo el pasado – Planificando el futuro
La Estrategia Mundial está basada en un enfoque de derechos humanos, explicita la necesidad de prácticas óptimas de alimentación infantil para reducir la malnutrición y la pobreza. También es una guía sobre cómo proteger, promover y apoyar la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, seguida por dos años o más, de una combinación de lactancia materna continua y una alimentación complementaria, adecuada y apropiada con otros alimentos locales a partir de los seis meses.
Compartimos los beneficios de la lactancia materna tanto para el lactante como para su madre.
Para el bebé
Se calcula que anualmente la promoción de la lactancia natural podría salvar un millón de vidas infantiles en los países en desarrollo.
La leche materna es la mejor fuente de nutrientes para el niño durante los primeros cuatro a seis meses de vida y sigue siendo, durante muchos meses, fuente importante de proteínas y de otros nutrientes, aun después de iniciarse la administración de alimentos complementarios. A diferencia de otras leches, la leche materna satisface las necesidades específicas del lactante. Contiene un alto contenido en nutrientes fácilmente digeribles e incluso no es necesario dar aporte de otros líquidos.
La leche materna previene la obesidad durante la lactancia y el desarrollo posterior. También reduce la frecuencia y gravedad de los estados alérgicos, como los eccemas y cólicos intestinales, porque el sistema inmunitario del lactante no la percibe como una proteína extraña. También disminuye la frecuencia de diabetes juvenil y linfoma y en etapas posteriores del desarrollo infantil, mejora la oclusión dental.
El calostro, que es la leche secretada por la glándula mamaria durante los primeros tres o cuatro días después del parto, y la leche madura contienen sustancias biológicamente activas que protegen al niño contra las infecciones.
Dicha protección conferida por la leche materna disminuye la morbilidad (basada en el número de hospitalizaciones) y mortalidad infantiles. Las infecciones respiratorias y la otitis media, en particular, son menos frecuentes en los niños amamantados.
Gracias a sus componentes, la lactancia natural no solo confiere al niño protección inmunológica, sino que también reduce la exposición a alimentos, líquidos y utensilios contaminados y, por lo tanto, ayuda a prevenir la diarrea.
A pesar de la protección inmunológica conferida por la leche materna, es inevitable que, de vez en cuando, el lactante y su madre contraigan enfermedades leves.
En la mayor parte de los casos, esto no es motivo para interrumpir la alimentación al pecho. Por el contrario, la leche natural es sumamente beneficiosa cuando el niño está enfermo. También es posible que la madre enferma produzca menos leche o que le sea más difícil su extracción, lo cual ocurre con mayor frecuencia cuando se le separa del bebe.
Para la mamá
Antes de la reaparición del período menstrual, la lactancia natural completa y casi completa impiden el embarazo durante el primer trimestre después del parto en 98% de los casos, y de esta manera prolongan el intervalo entre gestaciones. Esto equivale a una eficacia igual o superior a la de los otros métodos anticonceptivos. Se estima que evita más embarazos que todos los demás métodos reversibles de planificación familiar en conjunto.
La lactancia materna prolonga la infertilidad después del parto inhibiendo la menstruación y ovulación. Cuando el niño succiona, se transmiten estímulos nerviosos desde el pezón hasta el lóbulo posterior de la glándula pituitaria. Estos estímulos aceleran la producción de prolactina, y esta, a su vez, ayuda a suprimir la liberación hipofisaria de las hormonas luteinizante y foliculoestimulame.
No obstante, para inhibir la ovulación por completo, el estímulo de la succión tiene que repetirse con intensidad y frecuencia, día y noche. Si esto no ocurre debido a interrupciones de cualquier tipo el uso de biberones o chupetes, la administración de comidas suplementarias o la modificación del estilo de vida en general, se reduce la eficacia anticonceptiva del amamantamiento.
En términos generales, la relación temporal entre la ovulación y el inicio de la menstruación es muy variable y difícil de determinar. La reaparición del período menstrual se acepta como señal de fertilidad y, por consiguiente, indica la necesidad de usar otro método anticonceptivo. Por otra parte, la amenorrea no necesariamente implica infertilidad puesto que la ovulación puede ocurrir antes de la primera menstruación. Es más probable que esto ocurra durante los últimos meses del amamantamiento que durante los primeros, depende en gran medida del tipo de lactancia.
Durante la lactancia parcial, la ovulación precedió a la menstruación en 75% de los casos, y durante la exclusiva, en menos de 50%. La suspensión de la lactancia permitió que la ovulación se produjera antes que la menstruación en 90% de los casos, dato que ha sido confirmado mediante estudios más recientes.
La duración de la amenorrea y el retorno de la ovulación dependen de varios factores, entre ellos la duración de la lactancia, el momento en que se introducen alimentos complementarios y la frecuencia y regularidad del amamantamiento. Estos factores, cuyas raíces son culturales, fluctúan con la influencia de las presiones económicas, las campañas propagandísticas y las creencias de los miembros del personal de salud.
En este caso debe usarse un método anticonceptivo compatible con la lactancia, como el preservativo, el dispositivo intrauterino, el diafragma, o la píldora que contiene solo progesterona, ya que la que contiene estrógeno puede disminuir la producción de leche. Los métodos naturales también son compatibles pero requieren educación adicional. En vista de sus propiedades anticonceptivas, la lactancia natural debe prolongarse todo lo posible.
Otros beneficios fisiológicos y afectivos
Durante el puerperio, la lactancia natural disminuye el riesgo de hemorragia estimulando la contracción e involución uterinas. Algunos estudios también han demostrado que disminuye el riesgo de cáncer ovárico y mamario.
El contacto íntimo que entraña el acto de amamantar, especialmente durante los primeros días después del parto, fortalece el vínculo afectivo que existirá entre madre e hijo durante el resto de la vida. También se ha comprobado que el contacto precoz entre la madre y el bebé guarda relación con una mayor cantidad de leche, menos infecciones, un mayor crecimiento y una mejor regulación de la temperatura corporal del lactante.
Fuente: Coordinación de Pediatría y Coordinación de Ginecología y Obstetricia. Hospital Universitario. UNCuyo.